La historia de la motonáutica en Tabasco es la historia de la pasión y el espíritu deportivo de los tabasqueños. Fue en mayo de 1978, en el municipio de Jonuta cuando las aguas del imponente río Usumacinta se convirtieron en el escenario del primer encuentro con las lanchas de carreras, gracias a la invitación de Rodrigo Canto Priego, pionero de este deporte, al reconocido Club Coatzimoto de Coatzacoalcos, encabezado por Salim Domínguez Llamas.
Cinco embarcaciones hicieron rugir sus motores: la West-Wim de Toño Barbosa, la Siete Mulas de Jorge Merino, la Cascabel de Flaco Segovia, la Caladora de Toño López y la poderosa Malinche KJ Turbo de Salim Domínguez, acompañada por la entonces reina de belleza internacional Maribel Guardia, Miss Costa Rica. Aquel evento marcó un antes y un después en la historia del deporte motor en aguas.
Un año después, en 1979 se fundó el Club Náutico y Deportivo de Tabasco A.C., con el respaldo de clubes de talla internacional. Fue así como nacieron las primeras 50 lenguas del Grijalva (Villahermosa–Frontera–Villahermosa), con lanchas que hasta entonces solo se veían en competencias del Río Balsas en Guerrero y Michoacán.
Los tabasqueños no tardaron en escribir su propia leyenda: Rodrigo Canto y Fernando Casanova se coronaron campeones de esta primera edición. Pero el Usumacinta “celoso” del Grijalva también exigía protagonismo, y en 1980 nació el primer gran Maratón Náutico Usumacinta–Grijalva, avalado por la Federación Mexicana de Motonáutica y apoyado por el entonces gobernador Leandro Rovirosa Wade.
Con cinco etapas y más de 580 kilómetros de recorrido, la competencia puso a prueba no solo la potencia de las embarcaciones, la destreza de pilotos que enfrentaron rápidos, bancos de arena y zonas estrechas. Nombres como Salim y Guillermo Domínguez, Philips Mercier, Jorge Merino, Toño López, Flaco Segovia y Toño Barbosa, entre muchos otros, hicieron vibrar las aguas con cada aceleración.
Este evento no solo colocó a Tabasco en el mapa nacional de la motonáutica, abrió paso a nuevas generaciones de pilotos y clubes en todo México. Posteriormente, surgiría el club profesional Naupro, con embarcaciones de Fórmula 1 capaces de alcanzar velocidades de más de 180 km/h, consolidando a este deporte como un espectáculo único y de gran proyección internacional.
Hoy, más de cuatro décadas después el Maratón Náutico Usumacinta–Grijalva sigue siendo un referente de velocidad, adrenalina y tradición, recordando las grandes hazañas deportivas.