La gesta heroica del 4 de septiembre de 1866
En plena intervención francesa en México, el estado de Tabasco vivió uno de los capítulos más gloriosos de su historia. El 4 de septiembre de 1866, el Ejército Liberal tabasqueño, encabezado por el coronel Gregorio Méndez Magaña, logró expulsar a las fuerzas imperialistas francesas de la región este triunfo no solo significó la recuperación de la soberanía en el estado, se convirtió en símbolo del espíritu indomable de un pueblo que defendió con dignidad su libertad.
Gregorio Méndez, originario de Jalpa de Méndez, fue un líder que, sin formación militar formal, organizó a las fuerzas locales para combatir como guerrillero. Su hazaña lo convirtió en referente de resistencia popular y en héroe indiscutible de Tabasco.
El proyecto del monumento: Unión y solidaridad ciudadana
Décadas más tarde, la memoria de Méndez encontró forma en un monumento en 1960 se constituyó un patronato ciudadano con el fin de reunir fondos para erigir una estatua en su honor. Entre los integrantes de este comité estuvieron figuras destacadas como Mario Brown Peralta, Gonzalo Graham y el radiodifusor Jesús Nazar Jaidar.
La respuesta de la sociedad fue ejemplar el gobierno del estado rifó una casa en Paseo Tabasco y, el 30 de septiembre de ese año, se organizó un maratón radiofónico que unió a las principales estaciones de la época: XEVA, XEXJ y XEVT. Locutores, músicos, empresarios y ciudadanos se sumaron a la causa, demostrando que el recuerdo de Méndez seguía vivo en la identidad tabasqueña.
La obra de Augusto Escobedo
El escultor mexicano Augusto Escobedo fue designado para realizar la estatua para garantizar precisión técnica, contó con la asesoría del Teniente Coronel Humberto Mariles, célebre jinete y campeón olímpico en equitación. Admirador de Méndez, Mariles ofreció exhibiciones ecuestres gratuitas para apoyar la recaudación de fondos.
A pesar de su esfuerzo, el propio Mariles hizo observaciones sobre ciertos detalles de la escultura, como la silla de montar y el armamento, que no correspondían a la época.
Inauguración y significado
El monumento fue inaugurado el 27 de febrero de 1961 por el gobernador Carlos Alberto Madrazo Becerra, en el marco de su informe de gobierno. Ese día además de conmemorar la gesta heroica, Madrazo pronunció un discurso en el que resaltó que “los héroes no son voces muertas, están presentes en nuestros actos”.
Conocida cariñosamente como “El Caballito”, la estatua fue ubicada inicialmente frente a la Catedral de Villahermosa, en el cruce de Paseo Tabasco con 27 de Febrero. En su base se depositaron los restos de Gregorio Méndez y de su compañero de lucha, el coronel Eusebio Castillo.
En 1991, el Congreso del Estado decretó su traslado a la avenida Gregorio Méndez con 27 de Febrero, donde permanece hasta hoy como punto de encuentro cívico y cultural.
La polémica histórica
El monumento, sin embargo, no ha estado exento de críticas. Investigadores como Jorge Priego Martínez han señalado inconsistencias:
- La fecha grabada en la base no corresponde a una batalla.
- Méndez vestía de civil, no uniforme militar.
- Los caballos de la época eran criollos, no pura sangre.
- Usaba espuelas de estrella, típicas de los jinetes tabasqueños.
- No existieron zuavos Franceses en Tabasco, como sí ocurrió en Puebla.
- La silla de montar representada no era la que usaba Méndez.
Estas observaciones han generado debate académico, pero reafirman la importancia de seguir investigando y preservando la memoria histórica.
Un legado que trasciende
Más allá de la polémica, el Monumento se mantiene como símbolo de la identidad. Representa la unión de un pueblo que, casi un siglo después de la gesta heroica, volvió a unirse para rendir homenaje a uno de sus más grandes líderes.
Hoy, “El Caballito” no solo recuerda la expulsión de los Franceses, funciona como un recordatorio de que la libertad se defiende con valentía, y que la memoria histórica es clave para fortalecer la identidad cultural de Tabasco y de México.
Fuente: De Tabasco Soy