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La trágica historia de Elena Gouliakova: De la gloria del patinaje artístico a la indigencia en Villahermosa

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En las calles de Villahermosa, Tabasco, ciudadanos han reportado la presencia de una mujer extranjera en situación de calle que ha generado gran expectación. Varios testigos aseguran que se trata de Elena Gouliakova, la ex–patinadora rusa que brilló en los escenarios Europeos durante la década de los noventa y que fue parte del prestigioso espectáculo internacional Holiday On Ice, hoy tiene 41 años de edad.

La historia de Gouliakova es tan brillante como dolorosa, nacida en Rusia, alcanzó reconocimiento mundial gracias a su técnica impecable y su estilo elegante sobre el hielo, consolidándose como una de las figuras más prometedoras del patinaje artístico entre 1998 y 2001. En 2001, junto a su entonces esposo y entrenador, Nikolay Suetov, llegó a México con la ilusión de abrir academias de patinaje en Monterrey su trabajo marcó a decenas de jóvenes atletas y dejó huella en el deporte local, contribuyendo al crecimiento de la disciplina en Nuevo León.

Sin embargo la vida de la deportista cambió radicalmente en 2006, cuando enfrentó un doloroso divorcio aquella separación desató una crisis emocional que se agudizó con el paso de los años. Para 2010, médicos la diagnosticaron con esquizofrenia paranoide, un trastorno que le impidió continuar con su carrera como entrenadora y la fue aislando poco a poco de su entorno social y profesional.

Desde entonces, la ex–atleta ha vivido una dura batalla contra la enfermedad y el abandono testimonios aseguran que ha sido vista en distintos puntos del país: primero en Monterrey, después en Jalisco y ahora en Tabasco, donde algunos cibernautas la identificaron cerca del Parque de los Periodistas. En diciembre de 2024, un exalumno la reconoció mientras deambulaba por el Pasaje Morelos en Monterrey; al intentar saludarla, ella respondió con desconexión: “¡No reconozco! ¡Soy empresaria!”.

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Lo que más conmueve de este caso es el contraste entre la vida de Gouliakova en el pasado y su presente de ser una estrella del patinaje artístico internacional, admirada por su talento y elegancia, pasó a enfrentarse a la indigencia y el olvido en un país lejos de su tierra natal. Su historia no solo refleja la fragilidad de la fama, la urgencia de hablar sobre salud mental, especialmente en el ámbito deportivo, donde la presión, la soledad y la falta de apoyo pueden tener consecuencias devastadoras.

El caso de Elena Gouliakova es un recordatorio de que incluso las celebridades, quienes alguna vez disfrutaron de reconocimiento y éxito, pueden ser víctimas de circunstancias adversas que los lleven a perderlo todo. Hoy, su nombre vuelve a los titulares, no por su talento sobre el hielo, por la dura realidad que enfrenta en las calles de México.

La pregunta que queda en el aire es: ¿qué sociedad estamos construyendo si dejamos que historias como la de Elena pasen desapercibidas? Tal vez sea momento de replantear nuestras prioridades, valorar más la salud mental y crear redes de apoyo para que nadie que haya entregado tanto talento al mundo termine en el abandono.

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