En el corazón de Tamulté de las Sabanas, una comunidad llena de tradiciones y raíces ancestrales, nace y florece el talento de Eleazar Hernández Arias, uno de los artistas plásticos más reconocidos de Tabasco en la escena nacional e internacional. Su obra, marcada por un profundo amor a su tierra y una conexión espiritual con la naturaleza, refleja la esencia del sureste mexicano y la fuerza cultural de su pueblo.




Eleazar ah presentado en su comunidad las piezas de comales de barro pintadas por sus alumnos, resultado de un taller en el que fusionó la técnica tradicional con la expresión artística contemporánea. Estos comales no son solo utensilios, auténticas obras de arte que rescatan la memoria del oficio artesanal y dan voz a las nuevas generaciones de creadores tabasqueños.
Uno de los legados más visibles de Hernández Arias es el mural “La Ceiba”, una obra monumental que adorna el Ayuntamiento de Centro y que se ha convertido en un emblema visual de identidad y orgullo para los habitantes de Villahermosa. En ella el artista plasma la fuerza de la ceiba, árbol sagrado de la cosmovisión maya y símbolo de vida, equilibrio y conexión entre el cielo, la tierra y el inframundo.
Nacido en 1974, se inició en el mundo artístico en 1998 dentro del taller El Tesoro de Tamulté, fundado por el artista cubano Leandro Soto, bajo el respaldo de diversas instituciones culturales. En ese espacio encontró un lugar de exploración creativa donde combinó pintura, grabado, escultura, danza, teatro y máscara. Posteriormente, su formación se consolidó con dos diplomados en pintura por la Universidad Veracruzana, en Xalapa.
Desde entonces su carrera ha sido una constante búsqueda de diálogo entre el arte y la comunidad. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en instituciones de gran prestigio como el Museo Carrillo Gil, el Museo Universitario del Chopo, el Senado de la República, y en diversos espacios de Estados Unidos y Canadá, como el Museo de la Universidad de Búfalo (New York), El Paso (Texas), Miami (Florida) y Toronto.
Su participación internacional ha dejado huella en El Paso, Texas, colaboró en un mural colectivo; en Miami, fungió como escenógrafo en el Teatro Avante durante el Festival Internacional de Teatro Hispano, con las obras Mate Cumbé y Los fantasmas de Tulemón, esta última ganadora del premio A.C.C.A. (Asociación de Críticos y Comentaristas de América), presentada en países como Argentina, España, Japón y Colombia.
En 2013, llevó su talento a Italia, invitado por la Galería Obstrakon, donde presentó la exposición “Entre cielo y tierra” y pintó un mural en el Instituto Comprensivo “Montessori” en Bollate, Milán. Impartió talleres en el Instituto Statale A. Rosmini, donde compartió con niños y maestros la riqueza de la cultura indígena mexicana.
Cuatro años después, regresó a Italia para presentar la exposición “Las memorias del agua” en la Biblioteca de Bollate, Palazzo Sccoborella, un proyecto que exploró la relación entre el agua, la memoria y la identidad. En esa visita realizó un mural alusivo a la paz y al intercambio cultural México-Milán, reafirmando su visión del arte como lenguaje universal.
En Tabasco, Hernández Arias ha dejado una profunda huella a través de murales como “La Gran Ceiba” en el tanque elevado del Paseo Usumacinta y su intervención en el Museo Comunitario de la Virgen, en Cupilco, Comalcalco. Su obra caracterizada por una estética orgánica y simbólica, combina elementos naturales con colores vibrantes que evocan la vida tropical del sureste mexicano.
Para él, enseñar es una forma de devolver al arte lo que el arte le ha dado: la posibilidad de transformar vidas. Su arte, profundamente tabasqueño y universal a la vez, une la tradición del barro con la modernidad del muralismo, demostrando que la cultura es raíz, pero también alas.
Fuente De Tabasco Soy




