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Conoce los diferentes altares de Tabasco: Una herencia viva del Día de Muertos

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En el estado de Tabasco, la celebración del Día de Muertos es mucho más que una tradición: es una manifestación cultural que une la fe, el amor familiar y el respeto por los antepasados. Cada pueblo tabasqueño aporta su identidad y creatividad a través de sus altares, los cuales, aunque comparten una misma esencia espiritual, se distinguen por los materiales, los alimentos y los símbolos que utilizan.

El altar es considerado un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, en Tabasco estos altares reflejan la diversidad étnica del estado, integrando elementos de los pueblos chontales, ch’oles, zoques, mayas y mestizos. Cada uno de ellos representa una forma única de concebir la muerte y rendir tributo a los seres queridos que ya partieron.

Ofrenda Yokot’an Central (Chontal Central)

En los municipios de Nacajuca, Jalpa de Méndez y Centla, el altar chontal central se caracteriza por su abundancia natural. Sobre una cama de hojas de plátano se colocan alimentos rituales como el uliche o pixán buk’a, acompañados de flores, velas de sebo montadas sobre mitades de naranja agria y frutas de temporada. Se adorna con enramados y cruces hechas con tallos de plátano, reflejando la unión entre lo sagrado y lo terrenal.

Ofrenda Yokot’an del Este

En la zona del municipio de Centro destacan por su colorido, se elaboran con palmas de cocotero que forman arcos, faroles y flores. Uno de sus platillos tradicionales es el ichil kab, hecho de pejelagarto o camarón, acompañado de tamales de chaya, atole nuevo y panes con forma de animales. Mezcla simbolismo religioso con la exuberancia natural del trópico.

Ofrenda Ch’ol

El altar ch’ol, típico de comunidades como Puxcatán, Tenosique y Balancán, es sencillo pero abundante su arco hecho con ramas de guaya, palma y hojas de plátano, se adorna con flores de cempoal, naranjas y mandarinas. Se ofrendan alimentos locales como puchero, pozol, dulces de coco, tortitas de yuca y pan de muerto. Durante la ceremonia, el shibá (guía espiritual) bendice los cuatro puntos cardinales con un sahumerio de incienso, pidiendo por la salud y la abundancia de su pueblo.

Ofrenda Zoque

En la Sierra de Tabasco especialmente en Tapijulapa, el altar zoque integra elementos naturales del entorno se utilizan plantas, flores y troncos de árboles que simbolizan el contacto con la tierra. Se preparan platillos tradicionales como el mone, el pan de patito y la castaña, mientras que el altar se rodea con troncos y costales de henequén llenos de frutas. En la parte superior las hojas de guayita y las flores de cola de gallo crean un marco de bienvenida para las almas.

Ofrenda Náhuatl

Hacia la región de la Chontalpa en municipios como Comalcalco y Cunduacán, el altar náhuatl ha adquirido características mestizas pero conserva su esencia indígena. Entre sus alimentos tradicionales destacan el pozol, los chanchanes, los sumuques y el uso de hojas de muralla. Refleja la convivencia de lo antiguo con lo moderno, manteniendo viva la fe en los difuntos.

Altar Mestizo

El mestizo es quizá el más popular y el que más se adapta con el paso del tiempo se construye con papel china, crepé y oropel de colores como el morado, naranja y blanco. En él se colocan fotografías de los difuntos, velas, flores, pan de muerto, calaveritas de azúcar y figuras de papel picado. A diferencia de los altares indígenas este incluye influencias modernas y urbanas, pero mantiene el sentido de homenaje y amor hacia los que ya partieron.

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Cada uno tiene su propio lenguaje simbólico en todos ellos, el fuego representa la luz que guía el camino, el agua calma la sed del alma, las flores adornan el regreso de los espíritus y los alimentos retribuyen la memoria de quienes siguen presentes en el corazón de su gente.

En el estado, el Día de Muertos es una celebración viva donde se entrelazan religión, historia y naturaleza. Es una obra de arte efímera que refleja la identidad de los pueblos y el orgullo de sus raíces, su preservación es fundamental para mantener encendida la llama de la cultura tabasqueña ante las nuevas generaciones.

El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y diversas instituciones culturales continúan promoviendo la difusión y valoración de estos rituales como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, reconociendo que en cada ofrenda hay una historia que contar y una vida que recordar.

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No solo son un homenaje a la muerte, una celebración de la vida. En cada flor de cempoal, en cada vela encendida y en cada platillo preparado, el pueblo reafirma su identidad y el amor eterno por sus ancestros.

Fuente De Tabasco Soy

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