En 1598, en lo que hoy conocemos como Astapa, Jalapa ocurrió un hecho extraordinario que fusiona historia y fe los piratas tras saquear la Villa de Santa María de la Victoria extendieron el caos por la región. Los defensores del territorio, una mezcla de castellanos, criollos y mestizos se reagruparon en Astapa ,Jalapa un poblado estratégico de los Sahuatlanes en este enclave construyeron una imponente trinchera armada con dos pequeños cañones.
Con el avance de los piratas por los ríos Teapa y Jalapa, buscando Tacotalpa y sus tesoros la situación era desesperada. Antes de enfrentarlos los guerreros se encomendaron al Santo Cristo de Astapa, una venerada figura religiosa de piel morena la fe fue su estandarte: le prometieron celebraciones.
El combate en el arroyo de Los Cacaos fue feroz el rugido de los cañones y el silbido de las balas inundaron el ambiente. Cuando los piratas intentaron cruzar nadando, la resistencia Tabasqueña parecía flaquear. Fue entonces según la leyenda cuando apareció el Santo Cristo transformado en un guerrero de armas negras, desatando el terror entre los invasores, que huyeron despavor.
Este episodio dejó un legado imborrable en la historia de Tabasco, cuatro cañones del combate permanecieron durante siglos.
Foto de: Mi Museo Virtual Urbano Jalapa