{test_event_code: TEST90250}

¿Conoces los dulces típicos de Tabasco? Sabores ancestrales que debes probar

3 lectura mínima

En el corazón del sureste mexicano, la cultura no solo se escribe en libros ni se canta en sones: también se saborea. Los dulces típicos de Tabasco son una de las expresiones más ricas de su identidad gastronómica con recetas transmitidas de generación en generación, estos postres tradicionales son símbolo de herencia, resistencia y sabor.

A base de ingredientes regionales como el cocoyol, la papaya, el elote y el nance estas delicias no solo forman parte de la dieta tabasqueña, de sus celebraciones, rituales y memoria colectiva.

Tradición viva en cada dulce

Tabasco cuenta con una amplia variedad de dulces artesanales que se elaboran en casas, cocinas de humo y ferias populares. La oreja de mico hecha con papaya cocida en cal y azúcar es uno de los postres más emblemáticos, y suele acompañarse con pozol, la bebida ancestral de maíz.

Otro dulce de profundo arraigo es el cocoyol, elaborado con el fruto silvestre del mismo nombre cocinado lentamente con manteca, queso añejo y leche. Su preparación requiere tiempo, paciencia y conocimiento que pocas familias conservan.

Diversidad de sabores, un solo origen

En el municipio de Jalapa, los joloches dulces envueltos en hojas secas de maíz ofrecen sabores como camote con guanábana o camote con piña, y son parte de la tradición de la comunidad de Jahuacapa. También destacan el dulce de leche llamado cortadillo en algunas casas, el crujiente queque de piloncillo y harina, y el exquisito y escaso dulce de melcocha cuya elaboración ha disminuido por lo complejo de su técnica.

El turismo gastronómico y la preservación del sabor

En los últimos años han cobrado relevancia como atractivo turístico. Visitantes nacionales e internacionales buscan conocer y probar estos sabores únicos impulsando talleres, ferias y mercados dedicados a su producción y difusión.

Sin embargo, la falta de relevo generacional y la industrialización han puesto en riesgo algunas recetas. Por eso proyectos comunitarios y cocineras tradicionales trabajan para documentar procesos y capacitar a nuevas generaciones en el arte de conservar la tradición dulce tabasqueña.

No solo son una experiencia sensorial, una muestra viva del mestizaje cultural que define al estado. Cada bocado guarda historia, cada receta es un acto de resistencia y cada feria donde se venden una celebración de la identidad.

Probarlos no es solo disfrutar de su sabor, rendir homenaje a quienes los han conservado por siglos.

Ad imageAd image

Comparte este artículo