En el corazón del municipio de Comalcalco, una escena poco común se ha convertido en tendencia local: una tumba adornada con una retroexcavadora fabricada completamente con llantas recicladas ha capturado la atención en redes sociales. No se trata de un capricho visual, de un poderoso homenaje familiar que une tradición, identidad laboral y respeto por los seres queridos que han partido.


La escultura instalada sobre una bóveda en el panteón de Villa Aldama, fue creada por Ulises de la Cruz de la Cruz para honrar la memoria de su padre y su hermano, ambos trabajadores de la construcción. La réplica de la retroexcavador elaborada artesanalmente con precisión y paciencia, ha conmovido por su simbolismo: es una representación de la vida y el esfuerzo de quienes a través del trabajo con maquinaria pesada, dejaron huella en la comunidad.
La obra fue trasladada e instalada en medio de la admiración de vecinos, quienes captaron el momento y lo compartieron en redes. Rápidamente se viralizó muchos elogiaron la creatividad del monumento; otros reflexionaron sobre cómo el duelo y la memoria pueden expresarse con una sensibilidad profundamente local y auténtica.
Un arte funerario con raíces comunitarias
Este gesto va más allá de lo estético: se inscribe dentro de una tradición cultural mexicana donde la muerte no es el fin, una etapa más del ciclo de vida. Así como las ofrendas del Día de Muertos celebran la vida de quienes se fueron, simboliza el orgullo de un oficio heredado y el amor que no se extingue.
El uso de llantas recicladas también ha generado conversación sobre el impacto ambiental y la reutilización de materiales, transformando un elemento de desecho en una estructura con profundo valor emocional. Esto la convierte en una obra de arte popular y un testimonio de la economía circular desde una perspectiva rural.
El legado de la familia De la Cruz
Originaria de Comalcalco, la familia De la Cruz ha trabajado por décadas en el ramo de la construcción dejando su huella en calles, caminos y estructuras públicas que aún sirven a la población. Ahora su historia también vive en el cementerio, donde la tumba retroexcavadora se ha vuelto un lugar de encuentro, fotografía y reflexión.
La viralización del caso no solo ha hecho visible esta historia familiar, ha puesto en la conversación pública el valor de las expresiones culturales funerarias contemporáneas. En tiempos donde la memoria colectiva se digitaliza, gestos como este rescatan la identidad de oficio, la cultura tabasqueña y la importancia de los vínculos familiares.



