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Pina Pellicer: La actriz tabasqueña que conquistó Hollywood

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Una de las actrices más talentosas y enigmáticas del cine mexicano su vida y carrera fueron breves, pero su legado artístico sigue inspirando a generaciones. Nacida el 3 de abril de 1934, su verdadero nombre fue Josefina Yolanda Pellicer López de Llergo aunque nació en la Ciudad de México, sus raíces tabasqueñas eran profundas: era sobrina del renombrado poeta Carlos Pellicer Cámara, uno de los grandes literatos de Tabasco.

Una vida marcada por el arte desde sus inicios

La familia Pellicer tenía un fuerte vínculo con la cultura. Pina, al igual que sus hermanas Pilar (actriz) y Ana (escultora y escritora), encontró en el arte su forma de expresión a los 16 años ingresó al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para estudiar danza, y pronto se involucró en el teatro universitario de la UNAM, colaborando con figuras como Carlos Monsiváis, Octavio Paz y Juan José Arreola en el movimiento Poesía en Voz Alta.

Fue alumna del célebre director Japonés Seki Sano, conocido como el “padre del teatro en México”, y formó parte del Estudio Escénico que él fundó. Esta etapa fue determinante para que desarrollara un estilo actoral único, caracterizado por una profunda sensibilidad e intensidad emocional.

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El salto a la pantalla grande

Su primera gran oportunidad en el cine llegó en 1960 con Macario, de Roberto Gavaldón, película en la que interpretó a la abnegada esposa del protagonista. Este filme fotografiado por Gabriel Figueroa, no solo es considerado una obra maestra del cine mexicano, hizo historia al convertirse en la primera película mexicana nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera.

Su talento llamó la atención de Hollywood en 1961, coprotagonizó el wéstern El rostro impenetrable (One-Eyed Jacks) junto a Marlon Brando, quien además dirigió la cinta. Aunque el rodaje fue complicado y la película tuvo críticas mixtas en su estreno, con el tiempo se ha convertido en un clásico del género por su interpretación, fue reconocida en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Un legado en el cine y el teatro

Después de su incursión en Hollywood, Pellicer regresó al cine mexicano para protagonizar Días de otoño (1963), de nuevo bajo la dirección de Gavaldón. Este papel es considerado por muchos como el más importante de su carrera su interpretación de Luisa, una joven que crea una vida imaginaria tras un desengaño amoroso le valió la Diosa de Plata y el premio a Mejor Actriz en el Festival de Mar del Plata en 1964.

También trabajó en producciones internacionales de televisión como La hora de Alfred Hitchcock, en 1964. Aunque su trayectoria fue corta —apenas 14 años activa—, dejó una filmografía de gran relevancia, que incluye títulos como Rogelia (1962), Tiburoneros (1963) y El pecador (1965).

Un final trágico y un legado imborrable

El 4 de diciembre de 1964, a los 30 años, falleció su partida conmocionó al medio artístico, que reconocía en ella a una actriz con un talento inigualable la sensibilidad que la distinguía en pantalla también la hacía vulnerable.

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Su hermana Ana Pellicer y múltiples críticos de cine han reiterado que la actriz dejó una huella imborrable en la cultura mexicana. Su capacidad de transmitir emociones profundas y su elegancia natural la convirtieron en un ícono, comparable con leyendas internacionales.

El homenaje eterno a Pina Pellicer

Sigue siendo motivo de inspiración sus películas, restauradas y disponibles en cinetecas y plataformas digitales continúan acercando su talento a nuevas generaciones. Además su vínculo con Tabasco, a través de la memoria de su tío Carlos Pellicer, refuerza el orgullo de su tierra natal.

Su carrera fugaz es un recordatorio de que el arte trasciende el tiempo con apenas cinco películas protagónicas, se consagró como una de las actrices más queridas y respetadas del cine mexicano y latinoamericano.

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