El 28 de julio, Tabasco despidió a una de sus figuras más emblemáticas: Adriana Castro Vera, la Flor Tabasco 1987, única en la historia en ser coronada por un presidente de la República, Miguel de la Madrid.
Originaria de H. Cárdenas, Adriana fue líder, promotora cultural, empresaria, locutora, conductora de televisión y una voz constante en la lucha por el desarrollo femenino en el estado. Su imagen quedó grabada en la memoria colectiva de Tabasco no solo por su belleza, por su profundo compromiso con su comunidad.
En 1987, durante una Feria Tabasco histórica, recibió la banda como Flor Más Bella directamente de manos del entonces presidente Miguel de la Madrid, en presencia del gobernador Enrique González Pedrero. Este acto la convirtió en un ícono sin precedentes dentro del certamen de la Flor Tabasco, un hecho que hasta hoy no se ha repetido.
Estudió Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Guadalajara y más tarde se certificó en Gestión y Marketing Cultural, herramientas que usó para impulsar el arte, la comunicación y el emprendimiento femenino. Ocupó cargos como vicepresidenta de la Comisión de Mujeres Empresarias de CANACO Servytur Villahermosa, donde dejó una huella clara en temas de liderazgo e inclusión.
En redes sociales la noticia de su fallecimiento generó una ola de mensajes de cariño y respeto. El colectivo de exembajadoras “El Tratado de las Flores”, diversas páginas de promoción cultural y la cuenta oficial de la Feria Tabasco 2025 publicaron sentidos homenajes.
Un legado que trasciende
Hasta sus últimos días, conducía un programa de revista enfocado en cultura, emprendimiento y bienestar, manteniéndose activa, comprometida y cercana a su audiencia. Usó siempre su voz para amplificar causas sociales, motivar a otras mujeres y celebrar lo mejor de la identidad tabasqueña.
Hoy su historia no solo adorna los archivos del certamen de la Flor Tabasco. Su legado vive en cada mujer que lidera con orgullo, en cada proyecto cultural que florece, y en el corazón de quienes la conocieron como una mujer generosa, luminosa y profundamente humana.