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El misterio de la Cruz de Grijalva: La joya de plata desaparecida hace casi un siglo

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Durante décadas, en la memoria colectiva de Tabasco ha perdurado el enigma de una pieza única: La Cruz de Grijalva, una obra de arte religioso colonial de exquisita manufactura, elaborada en plata con grabados minuciosos y detalles que reflejan la devoción y el talento de los artesanos novohispanos del siglo XVII.

Según los registros más antiguos, esta cruz fue descrita en el libro Documentos Históricos de Tabasco (1950), del erudito Francisco J. Santamaría, quien recuperó el relato del Dr. Francisco J. Córdova y Gurría. Este narraba cómo durante unas vacaciones en Villahermosa en 1934, el historiador Ramón N. López lo invitó a conocer una reliquia sagrada que permanecía oculta en una modesta casa de la calle Libertad —hoy Venustiano Carranza.

Allí, una anciana mostró una cruz de plata “admirablemente labrada”, de sesenta centímetros de altura, sostenida sobre una peana ornamentada con figuras religiosas y un fino tubo plateado que al parecer, servía para alzarla durante las procesiones. En su base, una inscripción grabada indicaba:

“LUCA JUARES I PO HERNÁNDEZ LOADERE / I SU CUENTA EN TIEMPO DEL MESTRO I SARON POR / JUAN DE GRIJALBA / AÑO 1682.”

El hallazgo fascinó a los estudiosos, no solo por su belleza, por la mención de Juan de Grijalva, el conquistador Español que exploró las costas tabasqueñas en 1518. Aquella inscripción avivó el interés por una posible conexión entre la cruz y los primeros contactos Europeos con el territorio maya-chontal.

⚔️La Expedición de Juan de Grijalva a Tabasco 1518 - El inicio de la Conquista de México.

Un símbolo entre la historia y la fe

Se presume que la cruz fue trasladada a Villahermosa entre 1931 y 1932 desde el antiguo pueblo de Cucultlupa, municipio de Cunduacán, donde había permanecido como objeto de culto. Según los testimonios recopilados por Córdova y Gurría, su propietario Germán Martínez Torruco, hijo de un marino tabasqueño la vendió más tarde por mil pesos, perdiéndose así una joya invaluable para la historia del estado.

El propio Córdova y Gurría exhortó en 1938 a las autoridades a rescatar esta pieza, “por deber con la patria chica”, dejando constancia en documentos que entregó al general José Domingo Ramírez Garrido. Años después, publicaciones como la revista Mañana (1943) y el diario Excélsior (1949) hicieron eco de la búsqueda, pero la pista se desvaneció sin dejar rastro.

¿Dónde está hoy la Cruz de Grijalva?

El misterio se profundiza con otros relatos en su obra Historia de la Revolución en Tabasco (1974), Alfonso Taracena menciona una cruz de plata similar, hallada en el siglo XIX en el pueblo de Usumacinta, acompañada de custodias de oro y reliquias vinculadas a la tradición de que allí reposaban los restos del emperador Cuauhtémoc. Algunos investigadores creen que podría tratarse de la misma pieza o de una reliquia contemporánea del mismo taller religioso.

Esta versión sugiere que Felipe II habría donado cruces de plata y piezas litúrgicas a templos del sureste mexicano como símbolo de evangelización. Si esto fuera cierto, la Cruz de Grijalva habría sido más que un objeto devocional: un emblema de poder espiritual y cultural entre dos mundos.

Un legado que aún espera ser redescubierto

Hoy, sigue siendo un misterio histórico y un llamado a la memoria colectiva de Tabasco representa la unión de la fe, el arte y la identidad de un pueblo que, a través de sus símbolos, mantiene viva su historia. Su búsqueda no solo apunta a recuperar una joya colonial, a rescatar un fragmento de la herencia cultural mexicana que se ha perdido entre archivos, leyendas y el paso del tiempo.

Más allá de su plata y ornamentos, encierra el espíritu de una época donde la devoción y el arte se entrelazaban para crear obras que hoy inspiran respeto, asombro y un deseo profundo de reencuentro con nuestras raíces.

Fuente De Tabasco Soy

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