Por siglos las ciudades narran su historia a través de sus edificios en el caso de Villahermosa, capital del estado de Tabasco, uno de esos símbolos fue la Casa de Piedra, una edificación emblemática del siglo XIX que no solo destacó por su arquitectura neoclásica, por ser testigo de decisiones políticas, eventos sociales y hasta hechos bélicos.






La casona se erguía imponente sobre la calle 5 de Mayo, justo donde hoy se levanta el edificio del H. Congreso del Estado. Su fachada con grandes losas de granito que enmarcaban puertas y ventanas, la distinguía de cualquier otra construcción de su época ese detalle pétreo le dio su nombre: Casa de Piedra.
Fue construida por encargo del vicecónsul de España en Tabasco, Pablo Sastré y Mazas, quien adquirió el terreno en 1843 por 4,100 pesos. Su ejecución estuvo a cargo de Francisco E. Casasús, un arquitecto Cubano radicado en San Juan Bautista la obra comenzó probablemente en la década de 1840, convirtiéndose en una de las primeras manifestaciones del neoclásico afrancesado en la región.
Un escenario de la historia
Durante su existencia esta casa fue más que una mansión lujosa: fue el escenario de momentos históricos. En sus salones se llevaron a cabo negociaciones entre el general Pedro de Ampudia y Francisco de Sentmanat para evitar una confrontación política, sin éxito la consecuencia: el fusilamiento de Sentmanat.
Durante la intervención Estadounidense de 1846, una bala de cañón disparada desde el vapor Mississippi impactó en su fachada, quebrando una de sus losas de granito. Este hecho quedó marcado no solo en su estructura, en la memoria colectiva del pueblo tabasqueño.
Más que un hogar: Un centro cultural
Fue sede de eventos culturales de gran importancia a finales del siglo XIX, albergó las Exposiciones Artísticas e Industriales de San Juan Bautista. Posteriormente ya en el siglo XX, sus espacios dieron cabida a comercios, academias de corte y confección, e incluso una escuela de música donde el reconocido guitarrista Cecilio Cupido impartía clases.
Su arquitectura de dos niveles con azotea plana y balcones de hierro colado, reflejaba una visión de modernidad para la época. La construcción con viguetas de acero y bovedillas de ladrillo, mostraba el avance en técnicas edilicias.
El ocaso de una joya
Durante los años 50, el inmueble fue adquirido por Carlos Cabal Mérito, y tras múltiples usos desde notaría hasta billares, llegó al abandono. En 1977, el gobernador Leandro Rovirosa Wade lo adquirió para demolerlo y construir el nuevo Congreso del Estado.
Hoy solo algunos restos sobreviven en el jardín del recinto legislativo. Cuatro pórticos de granito de la antigua fachada enmarcan bustos de tabasqueños ilustres del Congreso Constituyente de 1917, como José María Pino Suárez y Manuel Sánchez Mármol estos fragmentos de piedra son ahora reliquias de un pasado que aún resuena en la historia tabasqueña.
Fuente De Tabasco Soy




