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Ixtac-ha: Cómo las lágrimas de una princesa maya crearon las Cascadas de Agua Blanca en Tabasco

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En el corazón de la selva tabasqueña donde el verdor de la vegetación se confunde con el azul cristalino del agua existe un paraíso natural cuyo origen se entreteje con una de las leyendas más conmovedoras de la mitología maya: la historia de la princesa Ixtac-ha, cuyas lágrimas inconsolables dieron vida a las majestuosas Cascadas de Agua Blanca.

El amor truncado de la princesa maya

Ixtac-ha, cuyo nombre significa «agua clara» en lengua maya era la hija única del poderoso cacique Yum Kaax gobernante de un próspero pueblo asentado en lo que hoy conocemos como Macuspana, Tabasco. Dotada de una belleza incomparable y un corazón bondadoso la princesa era admirada por todos pero su corazón pertenecía al valiente guerrero Ocelotl, un joven de origen humilde cuya destreza en batalla solo era comparable a su amor.

La pareja vivía un idilio perfecto con la bendición del cacique quien reconocía en Ocelotl las virtudes necesarias para un futuro líder. Sus días transcurrían entre promesas de amor eterno y planes para un futuro juntos hasta que la sombra de la guerra se cernió sobre su pueblo.

La separación forzosa

Cuando la tribu enemiga de los Zamná invadió las tierras vecinas Ocelotl fue llamado a liderar las fuerzas defensoras. Antes de partir prometió a su amada princesa regresar victorioso para celebrar su unión definitiva con lágrimas contenidas y un amuleto de jade como prenda despidió a su guerrero ignorando que sería la última vez que contemplarían sus miradas entrelazadas.

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La batalla fue despiadada y aunque los mayas lograron repeler el ataque muchos guerreros cayeron entre ellos el valiente Ocelotl. La noticia llegó al palacio como un relámpago en cielo sereno destrozando el corazón de la joven princesa.

El nacimiento de las cascadas

Inconsolable, Ixtac-ha abandonó el palacio para refugiarse en la montaña más alta de la región. Durante días y noches sin probar alimento ni descanso la princesa lloró con tal intensidad que sus lágrimas comenzaron a erosionar la roca volcánica de la montaña.

Los ancianos del pueblo cuentan que su llanto fue tan profundo que las propias deidades mayas se conmovieron. Chaac el dios de la lluvia bendijo sus lágrimas con poder sobrenatural mientras que Ixchel, diosa de la luna le otorgó la pureza cristalina que caracteriza las aguas de la cascada.

Lloró hasta que su cuerpo terrenal no pudo soportar más el dolor convirtiéndose entonces en parte del flujo eterno de agua que ahora conocemos como las Cascadas de Agua Blanca. La espuma blanca que se forma cuando el agua golpea las rocas es según la tradición el reflejo del alma pura de la princesa.

Las Cascadas de Agua Blanca en la actualidad

Hoy las Cascadas de Agua Blanca constituyen uno de los atractivos naturales más emblemáticos de Tabasco. Ubicadas dentro de la Reserva Ecológica del mismo nombre en el municipio de Macuspana a 46 kilómetros de Villahermosa estas formaciones acuáticas se han convertido en un santuario natural que atrae a miles de visitantes anualmente.

- De Interes -

El Parque Estatal de Agua Blanca protege 2,050 hectáreas de selva tropical donde habitan más de 400 especies de flora y fauna muchas de ellas endémicas y bajo protección. Las cascadas principales caen desde una altura de 20 metros sobre piscinas naturales de agua templada perfectas para el baño recreativo.

La magia persiste

Los pobladores locales aseguran que en las noches de luna llena cuando la luz plateada baña las cascadas, puede escucharse un canto melancólico mezclado con el rumor del agua. Algunos afirman haber visto la silueta etérea de una joven maya caminando sobre las aguas, buscando eternamente a su amado guerrero.

No es solo un relato de amor trágico, sino también un símbolo de la profunda conexión espiritual que los pueblos originarios mantenían con su entorno natural. Cada gota que cae por las cascadas lleva consigo el mensaje ancestral de que el amor verdadero, incluso en la pérdida, tiene el poder de transformar y crear belleza eterna.

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Visitar las Cascadas de Agua Blanca es sumergirse en un espacio donde la historia, la mitología y la naturaleza convergen, ofreciendo al viajero una experiencia que trasciende lo meramente turístico para convertirse en un encuentro con las raíces culturales más profundas de Tabasco.

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