Una historia familiar que comienza en los muelles del Grijalva, atraviesa una guerra con Estados Unidos y culmina con la muerte de un joven en Barcelona. Así fue el ascenso y caída de una de las familias más influyentes del siglo XIX en Tabasco: los Sastré y Álamo.


I. Un nombre tallado en piedra
“Aquí yacen los restos del malogrado Pablo Sastré y Álamo…” comienza una inscripción tallada en mármol, ubicada en un viejo panteón de Barcelona. Aunque parece el epitafio común de un joven aristócrata Europeo, encierra una historia profundamente tabasqueña.
Pablo nació en San Juan Bautista, la actual Villahermosa en 1831. Era hijo del cónsul Español Pablo Sastre Y Mazas y de doña Merced Álamo. Un joven con futuro prometedor, educado en Europa, descendiente de uno de los hombres más poderosos y enigmáticos de su época en el sureste mexicano.
Pero su vida terminó abruptamente el 3 de abril de 1855, en tierras Catalanas. Su familia desde Tabasco, recibió la trágica noticia dos meses después fue un golpe devastador tanto así que sus padres mandaron a erigirle una lápida con una frase que aún resuena en la memoria de los cronistas:
“Como objeto de su entrañable cariño y fundadas esperanzas han llorado y lloran su prematura muerte. Sic Deo placuit.”
II. El cónsul comerciante
Pablo Sastré y Mazas, su padre, no era un nombre más en la nobleza colonial tardía era cónsul de la reina Isabel II de España en Tabasco y uno de los empresarios más influyentes del Golfo. Su fortuna según registros comerciales comenzó a consolidarse en los años 30 del siglo XIX, cuando el pailebote Moctezuma, de su propiedad comerciaba mantas, vinos, papel y herramientas entre Veracruz, Nueva Orleans y Tabasco.
Ya en 1842, el semanario Eco del Comercio alababa su “espíritu filantrópico” y su capacidad para “conectar los intereses de la corona con el comercio criollo”. Tenía la autoridad política, los contactos diplomáticos y el poder económico para influir en decisiones clave del gobierno local.
Pero no fue hasta 1846 cuando su nombre se grabó en la historia de México.
III. La guerra que llegó al Grijalva
El 23 de octubre de 1846, en plena guerra entre México y Estados Unidos, barcos Estadounidenses bombardearon Villahermosa. En ese entonces Sastré fungía como alcalde de la ciudad Las bombas cayeron en plazas, iglesias y en su propia casa.
Una esquirla se incrustó en la puerta principal de la imponente Casa de Piedra, ubicada frente al Palacio de Gobierno. Esta mansión-fortaleza diseñada por el arquitecto Cubano Francisco E. Casasús, se convirtió en símbolo de resistencia con muros de piedra de medio metro y túneles que conectaban con el río, muchos la consideraban un búnker diplomático.
Tras el bombardeo, Sastré y otros cónsules de Alemania e Inglaterra intentaron persuadir al general Juan Bautista Traconis para que entregara la ciudad y evitara más destrucción. Pero Traconis se negó Villahermosa resistió y la defensa se convirtió en uno de los episodios más gloriosos de la guerra para el bando mexicano.
IV. El túnel, el tráfico y la leyenda
Con el fin de la guerra en 1848, los negocios de los Sastré florecieron. Rumores apuntaban a que los túneles de la Casa de Piedra se habían usado no sólo como refugio, como canales para el contrabando de armas y mercancías de lujo, protegidos por bandera Española y convenios extraoficiales con Estados Unidos.
Aunque no existen pruebas definitivas, el silencio institucional y la falta de registros aduaneros posteriores parecen reforzar esa teoría. Lo cierto es que en la década de 1850, los barcos de Sastré continuaban zarpando hacia Europa y Nueva Orleans, consolidando una red comercial privada con sede en Tabasco.
V. El hijo perdido y la herida abierta
En ese contexto de poder creciente, Pablo Sastré y Álamo fue enviado a estudiar a Francia. Pero en 1855, regresando por motivos desconocidos, murió en Barcelona. Tenía 24 años para sus padres fue más que una tragedia fue el fin de su linaje, de su esperanza, de su legado.






Su epitafio firmado por los hermanos Biada amigos íntimos y socios Catalanes de su padre, es más que una despedida: es una declaración de amor y un testimonio de la globalidad de su historia. Un joven nacido en la selva húmeda del trópico, muerto en las avenidas grises del Eixample Barcelonés.
VI. Ecos de piedra en el presente
La Casa de Piedra, aunque modificada aún existe en el Centro Histórico su historia yace bajo capas de pintura, bajo reformas urbanas y bajo el olvido institucional. Pero allí vivió el cónsul que desafió al ejército invasor allí creció el joven cuya muerte cruzó océanos ocurrió una historia que une a México, España y Estados Unidos en un relato de poder, guerra, comercio y dolor.





