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De Teapa a Hollywood: Damián Pizá, el tabasqueño que cruzó el Canal de la Mancha y fue doble de Tarzán

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En la historia del cine clásico y del deporte mexicano, pocos nombres representan una trayectoria tan excepcional como la de Damián Pizá Beltrán, un hombre que desafió los límites físicos y culturales de su tiempo. Nacido el 1 de diciembre de 1917 en una ranchería cercana a Teapa, Tabasco, este tabasqueño de ascendencia italo-española pasó de nadar en los ríos del sureste a convertirse en doble de acción de Tarzán en Hollywood y en el primer mexicano en cruzar a nado el Canal de la Mancha su vida es un testimonio de disciplina, talento y determinación que merece ser recordado.

El Tarzán tabasqueño que llegó a la meca del cine

Fue contratado en los años 40 como doble del legendario Johnny Weissmüller, el icónico actor que encarnó a Tarzán en las películas hollywoodenses. Su participación más recordada fue en Tarzán y las Sirenas (1948), donde interpretó las escenas más peligrosas y acrobáticas, aquellas que requerían una combinación de fuerza física, dominio acuático y valentía.

Aunque no aparecía en los créditos, su presencia era fundamental era tan hábil en el agua y tan imponente físicamente, que en los foros de grabación a veces se discutía cuál de los dos tarzanes el original o el doble era más atractivo. Su complexión atlética, rostro de rasgos marcados y porte enérgico se convirtieron en su sello.

Más allá del cine: El “tiburón tabasqueño” que desafió las aguas del Canal de la Mancha

El legado de Damián Pizá no se limita al cine su verdadera hazaña la realizó en el deporte en 1953, se convirtió en el primer mexicano en cruzar a nado el Canal de la Mancha, un trayecto de 34 kilómetros que separa Inglaterra de Francia y que ha puesto a prueba a los mejores nadadores del mundo. No solo lo logró una vez: lo repitió en 1955, bajando incluso su tiempo en ambas ocasiones, completó la proeza en menos de 16 horas.

Para prepararse entrenó en las heladas aguas de La Marquesa, Estado de México, buscando adaptar su cuerpo a las extremas condiciones del Canal. Su determinación, disciplina y espíritu indomable lo consagraron como uno de los mejores en la historia de la natación mexicana.

Un profesor con historia: El legado silencioso de Damián Pizá

Tras sus aventuras en el cine y la natación internacional dedicó su vida a la enseñanza se convirtió en maestro de natación, instruyendo a generaciones de niñas y niños, la alberca olímpica de la Ciudad Deportiva de Villahermosa lleva su nombre. Una de sus exalumnas, Leticia González Montes de Oca, recuerda con ternura en una crónica cómo aquel “profesor de sonrisa amable” le regaló su primer autógrafo: una dedicatoria firmada como “Damián Pizá, cuando hacía de Tarzán”.

Una figura que merece ser recordada

Fue pionero en un tiempo donde no existían plataformas digitales ni redes sociales para visibilizar hazañas. Su historia fue contada en revistas como Algarabía, y rescatada por cronistas culturales que insisten en que su figura no debe caer en el olvido.

El “Tarzán mexicano” no solo saltó lianas en el cine. También nadó océanos, inspiró a generaciones y demostró que desde el sureste de México se pueden alcanzar los escenarios más lejanos.

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