En el corazón de Villahermosa se alza un gigante de metal que cuenta una historia de grandeza. El Obelisco Bicentenario, esa imponente estructura triangular de 30 metros de altura que una vez destaco como símbolo patriótico.





Septiembre de 2010 marcó un momento histórico para México: el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. Tabasco no quería quedarse atrás en estas celebraciones trascendentales, y bajo la administración del entonces gobernador Andrés Granier Melo, nació la Plaza Bicentenario.
El obelisco, diseñado por el reconocido arquitecto tabasqueño Mario Cámara Domínguez (posteriormente galardonado con la Medalla «Víctor Manuel Pastrana Mondragón» en 2018), no era solo una estructura más. Era una declaración arquitectónica que buscaba fusionar el diseño moderno con la riqueza cultural e histórica.
Imagina por un momento la magnificencia original: una estructura metálica hueca pintada en elegante café oscuro, que al caer la noche se transformaba en una llama gigantesca gracias a su sistema de iluminación interior. A sus pies, 200 losetas históricas parpadean como estrellas, cada una marcando momentos cruciales desde 1810 hasta 2010.
Estas losetas no eran simples decoraciones cada una narraba episodios fundamentales: la promulgación de la Independencia en Tabasco en 1821, la erección del estado en 1824, el momento en que Benito Juárez asumió la Presidencia en 1857, la creación de la UJAT en 1966, e incluso las devastadoras inundaciones de 1999 y 2007 que marcaron la memoria colectiva.
Representa más de 30 metros de estructura metálica es un espejo que refleja cómo una sociedad trata su patrimonio histórico y cultural. La ubicación estratégica en la parte posterior del Palacio de Gobierno, integrada al Centro Histórico y conectada al Parque Corregidora, sugeriría una visión urbana ambiciosa la conversión de la calle Vicente Guerrero en zona peatonal evidenciaba un proyecto integral de renovación del espacio público.
Fuente De Tabasco Soy



