Tabasco volvió a colocarse en el mapa internacional como uno de los territorios más importantes para la cultura del cacao. Con la inauguración del 14° Festival del Chocolate, el estado abrió las puertas a una experiencia que integra tradición, innovación, identidad y una industria creciente que impulsa a miles de productores locales. Este 2025, el lema “Riqueza, magia y transformación” marcó un encuentro que fue más allá de la degustación: se convirtió en un diálogo vivo entre historia, territorio y futuro económico.
El evento fue encabezado por el gobernador Javier May Rodríguez, quien, acompañado por autoridades estatales, representantes del país invitado —España— y del estado invitado —Tlaxcala—, realizó el recorrido inaugural que reunió a más de 420 expositores. Desde artesanos cacaoteros hasta marcas consolidadas, el festival mostró una radiografía completa de la cadena productiva del cacao tabasqueño.
Los pabellones temáticos del Parque Tabasco “Dora María” recibieron a familias, especialistas gastronómicos, viajeros y medios nacionales e internacionales que llegaron para observar de cerca la versatilidad del cacao, un fruto con raíces profundamente ligadas al desarrollo histórico de Mesoamérica. Bebidas tradicionales, nuevas líneas de chocolatería fina, productos fermentados, postres contemporáneos y técnicas ancestrales fueron parte del recorrido.
Uno de los espacios más celebrados fue el de Tlaxcala, donde representantes de la entidad presentaron la bebida tradicional conocida como “agua de barranca”, una variante del pozol que combina cacao, maíz, habas y anís. La presencia de este estado permitió mostrar cómo el cacao tabasqueño mantiene vínculos comerciales y culturales en otras regiones del país.
La relación histórica entre Tlaxcala y Tabasco fue resaltada durante el recorrido subrayando los intercambios que, desde tiempos prehispánicos, unen a ambos territorios. La degustación de amaranto con chocolate y la presentación del “chocopulque” reforzaron el interés por las fusiones que combinan ingredientes locales con procesos artesanales.
El festival dio voz a los productores del programa Sembrando Vida, quienes exhibieron sus primeras cosechas transformadas en chocolate, cremas, confituras y derivados con valor agregado. Para muchos de estos productores, participar en el evento representa una ventana de comercialización clave y una oportunidad para profesionalizar sus productos.
En el pabellón de Hacienda Napaná, el público pudo apreciar la confitura tabasqueña galardonada con la medalla de oro en los International Chocolate Awards World 2025, reafirmando que el cacao local continúa destacando a nivel global por su calidad y perfil organoléptico.
Los visitantes conocieron el trabajo de artesanas que preservan técnicas tradicionales, como el tejido de fibras vegetales, integrando así la identidad cultural dentro de la cadena del cacao. La unión entre arte, gastronomía y producción agrícola fue un eje transversal del festival.
Chocolates Wolter, una de las casas chocolateras más emblemáticas del estado, reafirmó su presencia histórica al participar por décimo cuarto año consecutivo. Su trayectoria y permanencia simbolizan el compromiso del sector chocolatero con el crecimiento y la proyección internacional de Tabasco.
No solo impulsa la venta de productos; también fortalece el turismo y el prestigio cultural de Tabasco. En palabras del sector económico estatal, las mejores condiciones para productores —incluido el precio de garantía— han permitido que el cacao local viva un momento de consolidación. La próxima inauguración de la fábrica de Chocolate Bienestar marcará un logro para la industrialización del fruto en la región.
La afluencia de visitantes provenientes de estados como Nuevo León, Veracruz, Puebla, Chiapas, Yucatán y Ciudad de México confirmó la relevancia nacional del evento. Para muchos, recorrer es una oportunidad para conocer Tabasco desde su esencia simbólica: el cacao como patrimonio vivo.
Cerró su primera jornada con la certeza de que el estado no solo es tierra de cacao, un territorio donde tradición y modernidad se encuentran para proyectar al mundo uno de los productos más emblemáticos de México. Reafirma una vez más, por qué el estado es reconocido como la verdadera capital del chocolate.
