En el corazón de la tradición tabasqueña donde los colores, las flores y los hilos entrelazados cuentan historias de identidad, destaca una mujer que ha dedicado su vida a preservar uno de los oficios más representativos del estado: María Esperanza Pérez Tosca, cariñosamente conocida como Doña Esperancita. Su dedicación, talento y amor por la artesanía serán reconocidos este 2025 durante el Festival Cultural CEIBA, donde recibirá la estatuilla “Savia del Edén”, símbolo de la conexión entre el arte, la tierra y la memoria colectiva de Tabasco.
Un legado que nació entre hilos y flores
Desde los ocho años, Esperancita descubrió su pasión por el bordado, guiada por las enseñanzas de su madre. En la Ranchería Arroyo, municipio de Nacajuca aprendió la técnica del punto lomillo, una forma artesanal que combina precisión, paciencia y arte. Lo que inició como un pasatiempo infantil se convirtió en una misión de vida: preservar la belleza del bordado tabasqueño y proyectarlo más allá de las fronteras.
Con el paso de los años su talento comenzó a destacar de hacer adornos escolares pasó a confeccionar atuendos tradicionales completos para las embajadoras de la Feria Tabasco, innovando al introducir la tira bordada, un elemento que hoy distingue los trajes típicos de la región. Su sello personal transformó la indumentaria local en un ícono de elegancia y orgullo cultural.
“Esperancita Tiras Bordadas”: El arte que trasciende generaciones
Con visión y entrega fundó su propia marca, “Esperancita Tiras Bordadas”, donde crea blusas, vestidos, guayaberas, bolsos y bandas tradicionales. Cada prenda es una obra de arte elaborada a mano con técnicas ancestrales que evocan el alma de Tabasco.
Su trabajo ha vestido a figuras emblemáticas como Juan Gabriel, quien solicitaba diseños exclusivos realizados por ella; así como a Laura León, Isabel Pantoja y Laura Zapata, artistas que lucieron con orgullo sus creaciones. En 2017, el Instituto para el Fomento de las Artesanías de Tabasco (IFAT) la reconoció como “Leyenda Artesana del Estado”, un título que distingue su trayectoria y compromiso con la preservación del patrimonio cultural.
La “Savia del Edén”: Un homenaje a la esencia tabasqueña
La estatuilla “Savia del Edén”, obra del escultor Máximo Hernández Ramírez, es un tributo al espíritu de las culturas prehispánicas de Mesoamérica y su relación con la naturaleza inspirada en el árbol sagrado, representa la conexión entre el mundo terrenal y lo divino. En su diseño el hombre y la mujer se entrelazan en una danza simbólica, evocando la unión, la fertilidad y el equilibrio de la vida.
Recibir este reconocimiento es un homenaje no solo a su carrera, a todas las mujeres que, con aguja e hilo, mantienen viva la identidad de su tierra. Su obra se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural y orgullo tabasqueño, un legado que hoy inspira a nuevas generaciones de artesanas.
Tradición familiar que florece
Lo más valioso de su legado es que no se detiene en ella, sus hijas, nietas y sobrinas han seguido sus pasos convirtiendo el bordado en un lenguaje familiar que transmite amor, historia y pertenencia. Forma parte de un colectivo de bordadoras que continúa mostrando su talento en ferias, exposiciones y eventos culturales en todo el país.
Un arte vivo que representa a Tabasco
Cada puntada de sus creaciones encierra una historia, una raíz y una emoción las piezas de Esperancita no son solo prendas: son fragmentos de la identidad, tejidos con orgullo y devoción. Hoy, su arte no solo embellece a quien lo porta, proyecta al estado como un referente cultural y artesanal de México ante el mundo.
Con la entrega de la “Savia del Edén”, el Festival Cultural CEIBA 2025 rinde homenaje a una vida dedicada al arte, al color y a la herencia viva de Tabasco. Demuestra que el bordado no solo se hace con las manos, con el alma.
