En el corazón del Tianguis Jesús Taracena, en Villahermosa, se guarda una tradición que ha conquistado paladares locales y foráneos: las tortillas gruesas o mezcladas elaboradas por Norma Isidro Almeida, cariñosamente conocida como La Güera. Su historia es un reflejo de lucha, resiliencia y amor por las raíces de Tabasco.


Originaria de Nacajuca cuna de la cultura chontal, llegó hace más de 26 años al tianguis junto a su entonces esposo, quien instaló un pequeño puesto de pozol. Lo que inició como un uso creativo de la masa sobrante, pronto se transformó en un proyecto de vida: la elaboración de tortillas artesanales que hoy se han convertido en una tradición culinaria indispensable.
Las tortillas de La Güera son únicas en México: alcanzan 28 centímetros de diámetro y un grosor de hasta un dedo, lo que permite incorporar ingredientes que van desde yuca, plátano verde y chaya, hasta carne de cerdo, longaniza y frijoles. En su comal de barro rescata las enseñanzas de su abuela, María del Carmen, quien le transmitió el arte de combinar maíz con sabores locales, creando un alimento que trasciende lo cotidiano para convertirse en símbolo de identidad.
A lo largo de los años, la cocinera ha innovado con más de 18 variedades de tortillas, que son preparadas con maíz blanco y acompañadas de guisos tradicionales, o bien degustadas solas, con un toque de salsa de amashito o habanero. Entre sus creaciones más populares destacan la tortilla de chicharrón, la de ajo, la de cabeza de cerdo y la de torreja de yuca, esta última tan dulce y cremosa que suele servirse como postre.
Pero el camino no siempre fue fácil en 2007, una fuerte inundación puso en riesgo su negocio pero lejos de rendirse, Norma y su familia encontraron en las tortillas mezcladas una oportunidad para reinventarse y seguir adelante. Hoy dos de sus cuatro hijos forman parte activa de este proyecto familiar, garantizando que la tradición continúe viva.
Su fama ha trascendido gracias a la chef tabasqueña Lupita Vidal, quien utiliza las tortillas de ajo de La Güera para crear su icónica “pizza choca” en La Cevichería Tabasco uno de los restaurantes más representativos de Villahermosa. Esto ha permitido que las tortillas lleguen a nuevas generaciones y a visitantes que buscan experiencias gastronómicas auténticas.
Visitar el puesto no es solo comprar tortillas: es sumergirse en una experiencia cultural que combina historia, tradición y hospitalidad. Desde las 5:30 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde, el tianguis se llena de aromas a maíz recién hecho y de la calidez de, quien siempre recibe a sus clientes con una sonrisa y un vaso de pozol, bebida ancestral que sigue elaborando su familia.
Hoy, son más que un alimento: son un patrimonio vivo de Tabasco, un orgullo que habla de la fuerza de las mujeres emprendedoras y de la riqueza cultural de la región.
